miércoles, 29 de mayo de 2013

Despertar color de rosa



La luz del sol entra por un inmenso ventanal con un brillo y una cualidad que me hace pensar que es por la mañana. Apenas he conectado aún mis circuitos neuronales, solo me percibo a mi misma entre sábanas suaves y rodeada de esa claridad tan hermosa, con una agradable sensación en el cuerpo de haber dormido mucho y bien, todo es perfecto y no necesito saber más.
Vale, eso es una mentira que me digo a mi misma, mi parte cerebral ya conocida como Miss Pragmática insiste en husmear alrededor y hacer preguntas:
"¿qué día es? ¿qué hicimos anoche?...es más, ¿de donde ha salido esta enorme cama y este dormitorio que parece sacado de una revista de decoración?"...Miss Pragmática me obliga a levantar un poco el cráneo y dilata las pupilas cuando echa un vistazo más allá del ventanal antes de chillar "¡JODER! ¿Y DE DONDE HA SALIDO LA PUTA PISCINA?"
Es cierto...más allá de los cristales hay una piscina mega-fashion con agua azul brillante, un par de tumbonas bajo una sombrilla blanca y más allá una barandilla tras la que solo se ve un luminoso cielo despejado. Indudablemente esto no es mi apartamento, ni siquiera es la casa de mi madre, entonces ¿qué estoy haciendo aquí?...
...por fin recuerdo y me entran ganas de ponerme a gritar: Glenn Close, Bridget, la Dientes, Madame Kalula y...y mi nueva polla... ¿ha sido todo un sueño?...y si lo fue, ¿esto es la realidad?
Solo hay una manera de saberlo y es meter la mano bajo las sábanas, descender hasta mi inframundo particular y comprobar si "eso" sigue ahí.
"Por favor Señor, ya sé que no he sido muy religiosa en los últimos veinte años...bueno, ya sé que no he sido religiosa en absoluto, pero si es verdad lo de que más vale oveja perdida recuperada que rebaño sumiso al completo, sé que me vas a mandar una señal para mostrar que escuchas a tu hija pródiga, y la primera señal va  a ser..."
La señal, si es eso de lo que se trata, es la puerta de lo que sin duda es el baño abriéndose con el sonido de la cisterna de un retrete canturreando detrás y por ella aparece un tío...
...cielos, no es un tío cualquiera, es El Tío, no puedo definirlo de otra manera: es igualito al Deivid Bekam pero sin tatuajes,con un pecho fuerte cubierto de un ligero vello rubio oscuro, unos brazotes de gimnasio, unos muslos largos y fuertes, y todo eso puedo apreciarlo porque lleva su anatomía apenas cubierta por una minúscula toalla que yo creo debe ser como mucho de las de lavarse las manos.  Aparece frotándose algo en la cara, sin duda alguna exclusivísima loción para el despertar matutino que le mantiene el cutis así de hermoso, todavía no ha reparado en que estoy despierta porque se va hasta un espejo, se revuelve un poco el cabello rubio oscuro y cuando por el reflejo me ve sentada en la cama envuelta en la sábana y con gesto de asombro, me dedica una sonrisa -blanca resplandeciente, por supuesto- y se vuelve:
- ¿Qué tal tía? ¿o debería decir tío!...¡perdona, no tengo experiencia con casos así!
¡Mierda!...de manera que estoy desnuda en presencia del hombre de mis sueños también casi desnudo...¿y él ya ha visto mi problema? Voy a ponerme a gimotear de un momento a otro pero él ya está revolviendo por los cajones buscando algo y hablando casi como si yo no estuviese aquí.
- Te habrás llevado un susto de narices, el caso es que anoche nos pareció bien dejarte en esta habitación que habitualmente es mi habitación, pero como en mi baño tengo todas mis cosas, ¡potingues de chicos, ya sabes!, cuando me he levantado he tenido que... -ahora levanta la cabeza y su reflejo me lanza un guiño desde el espejo-...no te preocupes, enseguida vuelvo a dejarte tranquila de nuevo, ¿vale? Cuando Espe se entere de que te he despertado va a echarme una bronca cojonuda...
Voy a dar un gritito de asombro antes de preguntar si de verdad estoy en casa de Espe cuando ella misma entra en la habitación envuelta en un albornoz blanco y secándose el pelo húmedo con una toalla no mucho más grande que la que cubre las vergüenzas del rubiales.
- ¡Sheila, te has despertado!...¿ha sido culpa de él? -se vuelve a mirarle en gesto de amistosa reprimenda y el compone un divertido gesto de conejo atrapado en un cepo, logran en un solo segundo que los odie los dos por ser tan encantadores y perfectos como los actores de una comedia americana de los años 60- Le he dicho que no hiciese ruido cuando viniese a por sus cosas, en realidad le he dicho que por UN día se olvidase de su equipo de maquillaje, pero es imposible, ¡es peor que yo, chica! No sé de donde ha salido esta generación de tíos tan...
- ¿Tan guapos? -dice el Deivid agarrándola por la cintura y dándola un beso en la mejilla que ella recibe con un gesto de resignación espartana que me deja alucinada- venga, chata, si no estuviese yo tan bueno como estoy, no estaría aquí contigo ahora mismo, ¿eh?
Espe se zafa con suavidad de su abrazo y viene a sentarse a un lado de la cama, contemplándome con ternura.
- ¿Te encuentras bien? ¿Necesitas algo?
Pienso si debería preguntarle primero como fue la cadena de acontecimientos que me han llevado hasta su casa pero en vez de eso lo que me viene a los labios en tono gimoteante es:
- ...¿entonces lo has visto?...¿has visto lo que tengo?...
Espe primero frunce el ceño y murmura "¿si he visto lo que tienes?", después la comprensión ilumina su rostro y me acaricia el hombro con ternura.
- Puesss lo siento, ¡pero sí!...cuando te quedaste inconsciente en el bar y tu amiga gótica desapareció, no sabía qué hacer, pensé llevarte al hospital pero decías que solo necesitabas dormir, no sabía tu dirección, uff, lo primero que se me ocurrió fue traerte a casa y que por la mañana decidieses tú qué hacer. Entonces llamé a Deivid - "estoy estupefacta...¿entonces de verdad se llama Deivid?" -, vino con el coche, te trajimos a casa y te instalamos en su cuarto. También me ayudó a quitarte la ropa antes de acostarte, y en ese momento fue cuando "lo vimos"...pero no te preocupes, de verdad. Ni Deivid ni yo vamos a decirle una palabra a nadie, ni vamos a juzgarte ni a pensar nada a propósito de nada, por ese lado puedes estar totalmente tranquila.
- ...pe-pe-pero tú ya no estabas en el bar de Madame Kalula, ¿como apareciste de nuevo? -pregunto todavía sin saber qué decir yo tampoco a propósito de nada-.
- Una de las chicas perdió el foulard -explica Espe tras reir un poco-, "rebobinamos" el recorrido y cuando  llegamos al Kalula estaba tu amiga contigo semi inconsciente diciendo no-sé-qué de que habías sufrido una experiencia espiritual muy fuerte y por eso estabas así, pero apenas me volví un momento ella había desaparecido y no sabía que hacer contigo...total, te traje aquí...ahora supongo que querrás llamar al trabajo, o a tu casa o a alguien para explicarle donde estás y decirle que estás bien. Porque estás bien, ¿verdad?
En lugar de responder me echo a llorar tapándome la cara con la sábana, consiguiendo que tanto Espe como Deivid se sienten uno a cada lado de la cama para darme palmaditas en la espalda y arrullarme.
- Vamos, somos amigas desde hace tiempo...¿qué es lo que te pasa? ¿estás avergonzada porque sin querer hayamos descubierto tu..."secreto"?
- ¡Es que no es "mi secreto"! ¡No soy un tío disfrazado de mujer, soy una chica y sigo teniendo todas mis cosas de chica ahí, lo "otro" apareció de la noche a la mañana, y no sé porqué!
- Pero Sheila, cariño...eso es...imposible...
- Bueno, si te sirve de consuelo a mi me gustaría despertar un día y encontrarme con que mi pene tamaño standar se ha convertido en un cacharro como el tuyo -dice Deivid en tono de ligero cachondeo logrando que Espe le lance una mirada asesina- ....¡vale, vale, solo quería quitarle hierro al asunto!...además tu estás totalmente satisfecha del funcionamiento de mi XL, ¿verdad cariño? No necesitas un aumento de talla, seguro...
Mi amiga consigue obviar a ese hombre perfecto haciendo chistes picantes y me da un pequeño abrazo antes de susurrarme al oído:
- Vamos a dejarte sola para que puedas ducharte, asearte a gusto y después desayunar un poco si quieres. He llamado al bufete avisando de quizás llegaría un poco tarde así que puedo llevarte a donde te parezca bien, o si prefieres quedarte aquí y que luego a la hora de comer hablemos con más calma de todo esto, siéntete como en tu casa, ¿de acuerdo?...¿qué me dices?
Espe es una imagen tan clara de la racionalidad y la cordura que siento al instante que si alguien puede dar con una solución real del asunto es ella, por lo cual respondo sin pensarlo:
- Si de verdad no te importa me quedaré aquí hasta que vuelvas, para que podamos hablar con tranquilidad. En realidad no sé a qué otro sitio puedo acudir.
Mi amiga esboza una sonrisa luminosa como si de verdad estuviese satisfecha con mi decisión, me abraza otra vez y luego se pone en pie diciendo:
- Estupendo. Luego iremos a comer a algún sitio tu y yo, me cuentas despacio todo lo que te ha pasado y juntas veremos qué se puede hacer. Mientras te dejo aquí con Deivid -se vuelve a mirarle con fingida severidad y él esboza una encantadora expresión de cachorro abandonado- Es buen cocinero, te va a preparar un desayuno completo, te lo va a servir donde quieras tomarlo y se encargará de que no te falte de nada hasta que vuelva yo, ¿verdad que sí?
Deivid se pone en pie de un salto ( a pesar de lo cual no cae al suelo la pequeña toallita que lo separa de la desnudez absoluta ) y hace un saludo militar que un poco a su pesar hace bufar y sonreir a Espe.
- Señora, sí señora. Procuraré que a nuestra invitada no le falte de nada.
- Así me gusta. Ahora vete calentando fogones mientras Sheila se ducha, ¿o prefieres dormir un poco más?
Me siento abrumada por tanta hospitalidad, solo puedo sonreir, darle las gracias y decirles adios a los dos con la manita mientras salen de la habitación.
Luego me dejo caer de espaldas, contemplo el entorno donde ha caído mi pobre y maltrecho organismo y pienso que a fin de cuentas no me están yendo tan mal las cosas...
...después tengo un instante de mordisquarme el labio recordando la escueta manera en que la toallita blanca apenas cubría las vergüenzas del novio de mi amiga, unos pensamientos llevan a otros más indecorosos e inopinadamente me encuentro con que el enemigo calvo que ha crecido en mi entrepierna está cobrando un grotesco volumen...tengo que correr dando gritos de horror hacia la sencilla solución que de toda la vida me recomendaron las monjitas del colegio cuando le asaltaba a una el demonio de la lujuria: la ducha fría...

Un tiempo indefinido después: abro el ventanal de la habitación y salgo a la piscina envuelta en un albornoz igual que el de Espe y con una toalla enrollada en la cabeza. Allí está el Deivid ataviado con un bañadorcito blanco tipo boxer, una gorrita blanca a juego y unas gafas de sol, ofreciéndome una hermosa perspectiva de su culazo mientras coloca bajo una de las sombrillas una mesita con una bandeja y un vaso alargado con una rosa. El agua espejea bajo el sol lanzando destellos deslumbrantes y de fondo suena una musiquita ideal para ser una chica rubia con un bikini rosa, una gran pamela y unas gafas de sol con forma de corazón que sorbe un dry-martini de primera hora mientras evoluciona por el borde de la piscina con unas fantásticas sandalias de plataforma, NO para ser la chica morena e insegura con un badajo entre las piernas que soy en este momento.
Deivid se vuelve al reparar en mi presencia, lanza una de sus sonrisas-spot-de-pasta-dental y palmotea la tumbona que hay bajo la sombrilla.
- Vamos, ya te lo tengo todo listo: zumito, frutitas, una tortillita estilo Deivid, un termo de café, tostaditas y si quieres después, una copita de champagne para recibir el nuevo día con una sonrisa...hoy parece que va a hacer un tiempo estupendo, ¿eh?
Pienso decir que no tengo mucha hambre pero en realidad mis tripas rugen al ver todas esas cos-itas tan bien dispuestas, así que me siento, le miro con cara de chucho al que no le gusta que le vean comer y él asiente satisfecho.
- Vale, lo he cogido, voy a recoger la cocina, entretanto quiero que no dejes ni una miga, ¿vale?
Asiento pudorosa, incapaz de olvidar que él ya me ha visto desnuda y espatarrada en la cama con esa gran sorpresa bajo el ombligo, y él se larga con una risita y un cantarín "¡que aproveche!"
...durante un rato olvido el tema fashion tragando como una lima todo lo que Deivid ha dejado ahí, más que comer devoro, me chupo los dedos y por fin abro una mini-botellita de champagne que encuentro en una cubitera a mis pies y me sirvo una copa que encuentro gratificantemente helada. Entonces estiro las piernas, me apoyo en el respaldo de la tumbona y quedo con la mente en blanco observando el reflejo del increíble chalet de Espe sobre el agua y más allá de la barandilla, la ciudad ahí abajo como un rumor lejano.
Me pregunto qué será de mi trabajo, que estará pensando Bridget cuando vea que hoy no me he presentado, si Glenn Close seguirá como jefa de personal o si fue solo un espejismo de esta realidad tan particular en la que me encuentro viviendo, luego decido que no me importa nada y cierro los ojos, concentrada en la hermosa calma que se respira...
...un ligero aroma a crema bronceadora y subliminalmente a hormona masculina me hace abrir los parpados alarmada, y me encuentro a Deivid a mi lado recogiendo las cosas de la mesa. Al notar que le miro sonríe y dice:
- Tranquila, tu sigue relajada, solo voy a llevarme todo esto...caray, te lo has comido todo...¿te has quedado con hambre? ¿te apetece alguna cosa más?
Juro que cuando se me baja la mirada a la línea oscura de vello que se hunde tras la cinturilla de su bañador es un gesto totalmente involuntario, pero él debe interpretar las señales que emito de muy distinta manera porque deja caer de nuevo la bandeja, se sienta a horcajadas sobre mis muslos y coloca sus manos sobre mis manos.
- ...e-e-e-e-espera, no sé qué te ha parecido entender pero yo...
- Venga, mujer...Espe y yo tenemos una relación abierta, nada de lo que pueda ocurrir aquí ahora le va a molestar, te lo aseguro. Y además, llevo todo este rato super-cachondo pensando en tooodo lo que tienes ahí abajo y las posibilidades que tiene -tal como lo dice suena como si yo fuese una afortunada, voy a rebatirle el argumento pero se inclina hacia adelante y me pasa por el labio inferior la punta de la lengua a la vez que sus dedos se entrelazan con los míos. Así, tan cerca que puedo sentir como su boca roza la mía cuando habla, susurra- ...si quieres que pare, no tienes más que decirlo...
Ahora el culo de Deivid está acomodado sobre mi nuevo accesorio que, por supuesto, está más duro que un canto como dice la canción, y en las humedades que más allá ha generado mi viejo y entrañable chocho podrían hacer unos largos un par de patos adultos.
- ¿No...no te molesta "eso"? -digo temerosa y haciendo un par de movimientos arriba y abajo con la pelvis por si acaso no se ha dado cuenta de encima de lo que está sentado-.
- Al contrario -dice poniéndose en pie y tirando de su bañador hacia abajo para liberar su famosa XL-... me considero un tío sencillo, sin escrúpulos, ¿me entiendes?...
Luego abre mi albornoz para dejar al aire mi nueva y aberrante desnudez, se relame un poco y pone manos a la obra...

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