viernes, 7 de junio de 2013

Piscina, lujo, sexo...



Cuando Espe vuelve Deivid y yo seguimos en la piscina pero luciendo cara de póker: él juguetea con el chisme ese largo de limpiar piscinas mientras pasea su palmito por el borde del agua con gesto de concentración, y yo sentada en la tumbona bajo la sombrilla sorbo el tercer martini de la mañana. He encontrado en el "vestuario-de-piscina-para-invitados" la parte de arriba de un bikini y un pareo para enrollarme a la cintura,( este último pensando en camuflar el penoso efecto al que mi nueva situación genital da lugar cuando una trata de colocarse la parte de abajo del susodicho bikini ). También me he apañado una enorme pamela de paja y unas gafas de sol de grandes cristales, todo ello en un intento de esconderme a mi misma para no mostrar lo avergonzada que me siento tras la sesión sexual matutina que nos hemos cascado el Deivid y yo.
Quizás la palabra adecuada no es exactamente "avergonzada", porque tras esa catarata multiorgásmica me siento sobre todo más a gusto conmigo misma y un poco reconciliada -de momento, ojo- con mi nuevo pene. Por contarlo en los términos que empleaban las novelas clásicas eróticas que tan cachondas nos ponían a mi y a mis amigas en el instituto: su dardo inflamado ha penetrado un par de veces en mi templo del amor, pero mi dardo - más que dardo, ariete - también ha cruzado su puerta prohibida en otro par de ocasiones, es decir, tenemos yo el chocho y él el trasero como un bebedero de patos. La experiencia de "penetrar" en vez de ser "penetrada" ha resultado turbadora, fascinante incluso, y he llegado a replantearme seriamente si de verdad deseo eliminar ese instrumento o si por el contrario no sería interesante llegar a explotar primero todas sus posibilidades...
...para Deivid la dualidad "penetrar/ser penetrado" no suponía ninguna novedad al parecer porque este hombre tiene más conchas en el lomo que un cesto de berberechos, pero mi variedad de complementos y accesorios le ha maravillado.
"Sheila, mon amour...creo que quiero casarme contigo" ha dicho el muy atrevido haciéndome reir.
Luego sin embargo, y a pesar del rollo de que me largó previo de la "relación abierta", ha adoptado un tono prudente y me ha sugerido que hasta que él hable con mi amiga, es mejor que hagamos los dos como que nada hubiese sucedido, "¡que-no-va-a-pasar-nada-sheila-por-dios!" pero él sabe mejor como hablar esas cosas con Espe y que entretando mantengamos la correcta distancia de dos personas que se acaban de conocer y todavía no se tienen mucha confianza.
En una palabra: hombres. ¿De qué me sigo sorprendiendo a estas alturas?
Suelo ser mucho más dura con los tíos porque ya me han toreado mucho, pero cuando Deivid me lo pide así, con esos ojitos entre grises y azules chispeando y esa media barbita que se gasta, componiendo la carita del  cachorro perfecto que toda niña quiso una vez tener, me ablando y digo "vaale".
Pero así, "vaaale", queriendo decir con mi tono que por esta vez paso por el aro pero que la situación con Espe debe aclararse cuanto antes porque es mi amiga y no me gustan este tipo de historias. Demasiado contenido subliminal para ser captado por un animalillo salvaje como él, le basta con entender "vale" para quedarse satisfecho, ponerme un martini y liarse a quitar cosas invisibles de la brillante y azul superficie del agua.
Espe llega enfundada en un increíble conjunto veraniego de chaqueta y falda color pistacho con zapatos y bolso a juego, el cabello recogido detrás de las orejas y una sonrisa radiante. Irrumpe en la piscina dejando caer un maletín de piel de cualquier manera en el suelo y corre a darme un rápido abrazo.
- Cuanto me alegro que hayas decidido quedarte, Sheila -dice y suena sincera de verdad- ¿Estás cansada ya de piscina? ¿nos vestimos y vamos a comer algo tu y yo? Así podrás contarme qué ha sucedido y pensaremos en como solucionarlo, ¿no te parece? ¿se ha portado bien contigo Deivid?
El aludido pone cara de muchacho con la primera comunión recién pasada y se pone en posición de firmes sujetando el limpiapiscinas como si fuese el fusil reglamentario, lo que nos hace reir a las dos.
- No he tenido queja, es un encanto y una monería -digo hablando de él ral cual si fuese el nuevo cachorro de Yorkshire que ella acabara de agenciarse- ¿donde encuentras hombres así?
- Aunque no lo creas, lo que más me atrajo de él fue su inteligencia y su talento -tiene razón, no la creo, pero permito que continúe ya que es la anfitriona-, ahí donde le ves es un pequeño cultureta...¿no te ha contado él nada, con lo que le gusta hablar de si mismo?
- No hemos charlado mucho -digo distraída pero sabiendo que no falto a la verdad- Tampoco me he mostrado muy comunicativa, seguro que es culpa mía, ¡estoy tan preocupada con todo esto!...
Espe coge mis manos entre las suyas y me mira sonriendo con aire culpable.
- Es verdad, perdóname. Vamos, mete las narices en mi ropero y te dejo algo que te haga sentir bien mientras lavamos tu ropa. Después te llevo a comer a un sitio increíble que hay aquí al lado y nos ponemos manos a la obra con tu problema, ¿vale?

...el ropero de Espe es como el país de las maravillas: lo ves de fuera y parece un armario, pero cuando lo abres puedes entrar dentro y de pronto te ves en una boutique de moda super fashion para tías estilosas y adineradas, en resumen, una pequeña cámara del tesoro llena de cosas increíbles.
- Te voy a parecer una ridícula pero a veces compro por impulsos, veo una blusa blanca super-ponible que me está estupenda y me compro media docena, unos zapatos comodísimos que sé voy a ponerme casi a diario y me llevo tres pares, así con todo. Tu y yo tenemos casi la misma talla así que seguro que encontramos algo que te vaya bien y que esté sin estrenar...
Es cierto, y pasando de pantalones que solo conseguirán hacer sentir apretadas a mis nuevas pelotas, encuentro en ese guardarropa una falda color rosa palo y una blusita escotada a juego que parecen hechas para mi. Hasta Espe parece satisfecha con la elección y eso que la blusita hemos tenido que sacarla del envoltorio que todavía traía de la tienda.
- La primera norma para que las cosas empiecen a ir bien es sentirse a gusto con una misma -me dice mientras me pasa un cepillo por el pelo- Ahora vamos a comer algo que nos vuelva locas, ¿qué me dices?

...lamento dejar a Deivid sin una palabra, aún así el muy pícaro ha tenido el detalle de dejar enrollado dentro de mis braguitas un papelito con su número de móvil y un escueto "¡llama, te amo!". El detalle no ha ido de milagro a la lavadora con el resto de la ropa que arrastré puesta durante toda la jornada de ayer, pero ahora lo llevo guardadito en un bolsillo de la falda. 
Espe no me ha montado en su cochazo porque el restaurante está a menos de cinco minutos paseando por la zona mega-pija residencial donde tiene el chalet, y como era de esperar es un garito extra-fino con un mirador desde el que se divisa toda la ciudad, palmeras naturales creciendo en la terraza y tipos vestidos de oscuro que parecen pendientes de cada uno de tus movimientos para darte lo que deseas a cada instante. Tan solo hay un par de mesas ocupadas cuando llegamos y Espe consigue que la coloquen en un estupendo lugar a la sombra desde el que contemplamos la ciudad a nuestros pies y disfrutamos a la vez de la cálida luz de la jornada...todo parece tan ideal que no parece real.
Pedimos dos martinis mientras estudiamos la carta ( con lo cual entro en la fatídica cifra conocida en mi curriculum de "desastres sociales y personales" como El Cuarto Martini ), y Espe aprovecha para darme unas palmaditas en el dorso de la mano diciendo:
- Me alegro mucho de verte tan radiante, de verdad. Cuando llegaste anoche estabas tan mal, parecías tan hundida...
- Tienes razón, ayer estaba fatal pero hoy estoy...-"de puta madre" va a decir la mujer borracha que está a punto de coger las riendas de la situación, pero todavía soy fuerte, la cierro el pico y grazno-...exquisiiiita.
- ¿Exquisita? -dice Espe con cara de cachondeo- ...exquisita es la ensalada de marisco que sirven aquí, hazme caso y pídetela.
Luego como yo ando un poco ausente contemplando las evoluciones del culo de uno de los camareros,  (un bombón de aspecto latino con la camisa blanca un poco desabrochada luciendo pecho peludo ),  insiste en la palmadita en mi mano consiguiendo nada más que yo alce una ceja en plan mosqueo.
- Ahora cuéntame como has llegado a la situación en la que estás ahora. Llevo toda la mañana enredando por internet en cuanto tenía ocasión buscando algún caso como el tuyo y no he encontrado a nadie al que le hayan salido unos genitales masculinos de la noche a la mañana.
- Vaya, no has tenido un día muy duro -digo tratando de sonar sarcástica-.
- ¿...como..?
- Que no ha sido una mañana muy dura si has podido perder tiempo en meterte a buscar casos de chicas a las que de la noche a la mañana las encasquetan una...un...un pene...
Espe parpadea confundida pero aún sonríe.
- ¿que...? ...oh, pues sí, los viernes suelen ser muy tranquilos, pero escucha, no sé si te estoy haciendo sentir mal con algo de todo esto, ya sabes que mi único interés es...
Alguien baja el volumen a Espe ( yo, sin duda ) y dejo de escucharla cuando reparo en que, como a cámara lenta, el camarero de aire italiano se vuelve un momento a mirarme y me guiña un ojo, juro que su sonrisa blanca radiante lanza un destello cuando lo hace  logrando que tanto en mi entrañable almejita como en mi nuevo trabuco se empiecen a operar cambios drásticos de esos que le hacen a una perder el control.
Camarero-chulazo termina de servir un par de copas en la mesa de al lado y luego, con otra prometedora mirada, se va directo...¡¡¡¡a les toilettes!!!
Tengo que parpadear confusa y la verdad, muy molesta, cuando Espe vuelve a palmotear el dorso de mi mano con insistencia para hacerme volver a la realidad circundante.
- ¿...me estás escuchando?
- Espe, cariño, estoy hasta la castaña de las palmaditas, me está empezando a PICAR justo ese punto en el que no paras de darme un toquecito tras otro...¿me captas, cielo?
Mi amiga queda boquiabierta tras escuchar lo de la castaña, supongo, tanto que no es capaz de articular una palabra cuando me pongo en pie mostrando una respetable prominencia en mi falda rosa-palo y digo:
- Voy a echar un meo, no tardo.
Atravieso la elegante terraza con mi lanza en ristre causando pequeños "¡ooh!" y "¡aaaah!" entre la concurrencia hasta llegar a les toilettes. Entro en el de caballeros dando una patada en la puerta y tal cual esperaba, me encuentro allí a Camarero-Chulazo refrescándose la cara. Está de espaldas a mi pero puedo ver su rostro reflejado en el espejo esbozando una sonrisa que tiene un poco de libidinosa -lo cual me gusta- y un poco de un "ya-lo-sabía-yo" que no me gusta tanto.
- Ya sabía yo que ibas a venir, en cuanto te he visto me he dado cuenta de que eres una zorrita viciosa que necesita mucha caña -me suelta el tío así sin perder su careto de anuncio de colonia- ¿a que quieres un poco de jarabe de rabo?
Increíble.
Estoy estupefacta e indignada. No digo ni mú mientras el tío se desabotona el pantalón y tira hacia abajo de él dejando al aire unas nalgas que a pesar de la mala hostia reconozco hermosamente construidas y encantadoramente peludillas, siempre sonriéndome desde el reflejo del espejo con esa cara de hijoputa super seguro de sí mismo. Al ver que no me he lanzado a mordisquearle los glúteos ríe un poco "jaaa...jaaaa...ja" y pregunta:
- ¿Que pasa, no das crédito a tu buena suerte y te has quedado congelada? ¿O es que quieres ver el premio gordo y estás a la espera?...-interpreta mi inexpresión como la mayor parte de los hombres lo haría, esto es, traduciendo mi careto como un "sí, quiero el premio gordo", y entonces me suelta la perla-...como eres mona y tienes un morro bonito, solo va a costarte 50 euros mamármela pero eso sí, si lo que quieres es un polvazo express catalogado como XXX, por 150 euritos te hago el especial de la casa: me la chupas y te follo ahí mismo en el retrete. Esto a ti porque me has puesto cachondo con esa cara de viciosilla comepollas que te gastas, si otras clientas escuchasen este favor que te estoy haciendo, me iban a poner verde.
Parpadeo lento unos segundos para asimilar toda esa información y por fin sonrío esperando mostrarme como la joven de mundo que siempre quiero resultar y pregunto:
- ¿...dices que tengo que pagar cincuenta euros por chupártela YO? ¿y si lo que quiero es un griego? ¿eso por cuentome  sale?
Camarero-chulazo da un respingo, luego parece encontrar la situación super divertida porque se descojona un rato y solo cuando recobra el resuello acierta a decir:
- Aaaah, ha-ha-ha, ya sabía yo que eras una guarra de narices. Pues mira, me tienes tan verraco que el griego te entra en el especial: 150 euritos y te pongo el culo como una berenjena.
Niego con la cabeza y aproximo mi pelvis a la suya antes de decirle con suavidad:
- Nooo,chato. Preguntaba qué me cuesta darte por el culo YO a TI.
Conseguir ese gesto de sincero pánico en semejante jilipollas bien valdría los 150 euracos, pero en ese punto ya estoy desatada y además fuerzas extrañas y sobrenaturales se apoderan de mi porque inmovilizo con facilidad al guaperas retorciéndole un brazo en la espalda a la vez que le obligo a inclinarse sobre los lavabos.
- Si retuerzo un poco más igual te lo rompo -le susurro a la oreja mientras con la mano que me queda libre me remango la falda hasta la cintura dejando libre al tiburón- Es mejor que te relajes y trates de disfrutar. Seguro que estás pensando que esto es casi una violación...
-...¡siiiii, es una violación! -chilla cual gorrino chiquitico asustado y perseguido-.
-...pero es que tienes una forma de tratar a las mujeres que no sé, tarde o temprano tenías que imaginar que alguien iba a darte un disgusto, ¿no lo entiendes? -le digo con voz paciente y que espero suene cargada de sabiduría- Este pequeño mal trago te va a evitar muchos males futuros y además, ¡quien sabe, puede que te guste! ¿No sabes que los tíos tenéis el punto G dentro del culo?...no, no pongas esa cara, es la puta verdad, y tu vas a trascender un poco más allá de tu triste realidad y vas a comprobar la realidad de esa cuestión. Que bonito es que tú vayas a ser pionero dentro del rebaño de machos heterosexuales tontos-los-cojones en saber lo que se siente ¡y además de la mano de una chica!
- ¡Tu no eres una chica! -gimotea- ¡tienes un rabo como un campanario!
- Tontorrón...tu relaja el esfinter, vas a ver como al final vas a pedirme que te lo haga otra vez...

.....no tengo oportunidad de escuchar su respuesta porque en ese punto la misma realidad parece rasgarse como si todo lo que me rodeara fuese nada más el papel de una revista y de la oscuridad posterior sale la mismísima Glenn Close, que con el traje de ejecutiva y las patas de cabra chilla indignada
"¡PERO QUÉ PUTIFERIO ES ESTE!...VAMOS A VER, TÚ QUE TE CREÍAS, ¿QUE ADEMÁS DE TENER UNA MALDICIÓN IBAS ENCIMA A DISFRUTAR CON ELLO?"
Todo parece desmoronarse alrededor mío menos ella, que me contempla con ojos relucientes de indignación  y también satisfacción al comprobar que es quien sigue controlando la situación...

...no sé qué espera que haga, yo me hago una bola, aprieto los párpados pensando "por favor, haz que se vaya" y cuando los abro...

No hay comentarios:

Publicar un comentario