lunes, 29 de abril de 2013

Un rato después



Me despiertan los golpes de Bri en la puerta.
- ¡Pero tía!...¡que me estás asustando, cojones!...¿llamo a seguridad para que echen la puerta abajo y te encuentren espatarrada en una posición indigna o prefieres abrirme y contarme lo que te pasa?
Bridget habla como si yo hubiese estado jadeando o balbuceando algo, de nuevo me da la sensación de llevar un rato despierta sin saber lo que he estado haciendo, pero en ese momento mis ausencias temporales es el menor de mis problemas...
Mordiéndome los labios hago acopio de valor y echo una mirada hacia lo que ocurre por debajo de mi ombligo, implorando a todo ese santoral que tan abandonado he tenido los treinta años anteriores que todo haya sido un sueño y no me encuentre ahí nada más que mi viejo y entrañable chocho...
... pero no. Aunque ha dejado de asomar esa grotesca cabezota por encima del elástico de mis braguitas, continuo luciendo ahí abajo un paquete que de no estar ubicado entre mis piernas, me hubiera suscitado un suspiro de admiración.
Ahora lo que consigue es hacerme gimotear y morderme los nudillos porque si esto es así, ¿cuanto tardará en salirme barba y crecerme la nuez?
Bridget ha perdido definitivamente la paciencia ahí fuera y grita:
- ¡Bien, voy a llamar a los seguratas, y después no intentes hacer que me sienta responsable si eres la comidilla de la empresa los siguientes tres meses!
...quiero contestar a Bri pero no puedo evitar desear efectuar una comprobación para responder a una pregunta crucial: ¿seguirá mi chocho ahí abajo, o habrá desaparecido tras esta transformación? Solo hay una manera de responder a esa cuestión y es introducir los dedos en la guarida de la bestia y ver que se extiende más allá de ese pedazo de rabo y las dos gordas pelotas que parecen ir a continuación.
Si alguien me hubiese dicho que en un futuro iba a meter la mano en un paquete masculino bien dotado como quien la mete en un frasco lleno de cucarachas, me hubiera reído, pero en esta ocasión es justo eso lo que siento ahora. Me espeluzna comprobar que tengo "tacto" en la cosa, que puedo sentir mis dedos deslizándose entre todo ese berenjenal de trastos que no sé como colocar, pero emito un suspiro de satisfacción al sentir que justo ahí, en la base de mis dos nuevas pelotas, sigue estando mi querida rajita...
"Mujer, mira el lado positivo" murmura doña Pragmática tras tragar sonoramente saliva "Te has convertido en un organismo privilegiado, posees todas las funcionalidades para satisfacer y disfrutar a cualquiera que te cruces por delante, ¿no es estupendo y muy original?"
"No, no es estupendo ni original. Soy una chica y me gustan los tíos. Aún suponiendo que esto no sea nada canceroso ni radioactivo,  ¿que pinto yo dando tumbos con una polla por ahí?"
Demasiado tarde me doy cuenta que Bri ha entrado a la cabina de al lado y encaramada a la taza, me está contemplando desde arriba con ojos desorbitados.
- ¡JODER SHEILA PERO COMO NO ME HABÍAS CONTADO NUNCA ESTO!
Ha visto mi nueva polla y creo que si no se ha caído de espaldas es porque no tiene espacio para hacerlo.
-...pero un momento...-sigue diciendo como para sí misma- ...no puede ser, el verano pasado estuvimos yendo juntas a clase de aqua-gym para ver si nos follábamos a ese monitor que luego resultó ser mariquita, allí te vi en las duchas y NO tenías...ESO...¿qué has estado haciendo todo este tiempo?¿te estás hormonando?¿te sientes hombre y estás en plena transición de cambio de sexo?...joder, Sheila, ¿NO DEBERÍAS HABER COMPARTIDO ESO CON TU MEJOR AMIGA?
Ahora no veo la cabeza de Bri, está mascullando palabras y maldiciones ahí al lado, pero alcanzo a decirle lloriqueando:
- ¡Bri, te juro que ayer noche yo no tenía eso ahí, esta mañana me levanté y..,
-  Y APARECIÓ EL RATONCITO PEREZ DE LAS POLLAS Y TE DEJÓ UNA A CAMBIO DE UN EMPASTE, ¿ESO ME VAS A DECIR, SHEILA?...PERO POR DIOOOOOOS...
Si hay algo que me inquieta tanto o más que mi nuevo apéndice es que gracias a los gritos de Bridget toda la oficina se entere de lo que se cuece en mi entrepierna, por lo cual hago acopio de fuerzas, salgo de mi habitáculo e irrumpo en el de mi amiga tras un largo forcejeo lleno de resoplidos y más imprecaciones.
- Escucha - la digo jadeante mientras ella se queda subida a la taza y me amenaza con la escobilla del WC- te prometo que si hubiese tenido la más mínima intención de hacer algo tan increíble como un cambio de sexo, te lo habría contado antes de ponerme esto...no quiero ser un hombre, Bri, te lo juro, y tampoco sé como ha pasado..."esto"...
- En cualquier caso, no te acerques ni me pongas la mano encima...no es que quiera portarme como una perra cuando quizás y suponiendo que sea verdad que te has encontrado con ese regalo de la noche a la mañana, lo que necesitas ahora es apoyo y todo eso, ya lo sé...¿pero se te ha ocurrido pensar que eso PUEDE SER CONTAGIOSO?...lo único que me faltaba a mi además de este pelo de rata, los quince kilos de más y un asco de cutis es lidiar con un tiburón como ese entre las piernas.
El sumar a mi estatus de monstruo de feria el de agente infeccioso termina por derrumbar mis defensas y acabo sentada en el suelo lloriqueando e hipando "por-quee-a-miiii".
-...bueno tía, vamos a relajarnos y a pensar -termina por decir mi amiga bajando de la taza del váter de un saltito, supongo que ablandada al verme tan hundida- ¿cuando te acostaste anoche tenías algo ahí?
-...no...bueno, creo que no...
- "¿creo que no?" -se escandaliza Bri pasando por encima de mi de otro saltito- ¿que mierda de respuesta es esa? ¿te estuviste poniendo con algo? ¿te dio algún chico alguna pastilla diciendo "tranquila que te vas a poner a tope y vamos a pasarlo en grande"?...Sheila, que ya somos mayorcitas...
- No recuerdo nada...fui a llevar a mi madre en coche a su casa y lo último que recuerdo es el estar conduciendo de vuelta a la ciudad...
Es mentira, recuerdo el quedarme tirada y la aparición de esa cosa con la apariencia de Glenn Close hablándome de "tratos sí-o-sí", pero contarle esa película a Bridget me parece poner a prueba su paciencia y su credulidad. La necesito ahora y no quiero que salga corriendo llamando al loquero, así que dejo la historia ahí, logrando que chasquee la lengua.
- Tiene que haber más, pero no te acuerdas. Seguro que al llegar a la ciudad te metiste en un garito, algún guaperas te invitó a tomar algo y de paso te metió en alguna movida en la que no quiero ni pensar...pero bueno, vamos a tomar el control, Sheila, ¿de acuerdo? No voy a dejarte tirada aquí con ese pedazo de polla entre las piernas sin hacer nada por ti, porque soy tu amiga y las amigas están para estas cosas.-espera a verme asentir temblorosa y al notar que ha captado mi atención continúa- ...vamos a seguir con el plan 1, decimos que te encuentras mal, yo te acompaño para llevarte a urgencias y en vez de eso te llevo a la consulta de una sexóloga amiga mía que es una puta máquina y seguro que nos da una solución al problema.
- ¿Una sexóloga? ¿no será la Dientes?
La Dientes es una flacucha pelirroja con el cuerpo cubierto de pecas, unas gafas que aumentan sus globos oculares de un modo inquietante y sobre todo, un montón de dientes impresionante que hacen pensar si no habrá recibido el trasplante completo de la piñonera de algún herbívoro cuadrúpedo. Mi desconfianza no tiene nada que ver con su inquietante aspecto físico, sino por los nefastos resultados que Bridget ha obtenido cada vez que se ha puesto en sus manos.
- Si, la Dientes...¿pasa algo?
- ¡Joder, Bri!...la última vez que te hizo una acupuntura en el monte de venus para ayudarte a canalizar tu energía sexual estuviste seis meses rascándote ahí abajo de una manera que no era bonita de ver...
- Eso que tienes tú ahí abajo SÍ que es feo de ver -ha gruñido Bridget a la defensiva- La Dientes como tu la llamas, que por cierto se llama Puri y bien lo sabes, aplica técnicas que no tienen que ver con la medicina convencional, son cosas nuevas y que están muy poco estudiadas y por eso a veces hay efectos secundarios insospechados pero TE ASEGURO que si no hubiese sido por esa acupuntura yo no sería la mujer estable que soy ahora sino que andaría todo el día con la braga puesta en la cabeza. Ella tiene una mentalidad abierta e innovadora que va a mirar tu caso con unos ojos como Dios manda, cojones...si te vas a la seguridad social a tu médico de cabecera primero le dará un patatús y luego te mandará espatarrarte para hacerte unas fotos con el móvil y hacerse famoso al descubrir el primer caso de transexualidad instantánea de la historia...con lo serio que es ese asunto Sheila hija y vienes tu con este papelón...
Solo finjo que me dejo convencer porque lo que quiero ahora es salir del edificio y pensar con calma en una solución en algún sitio lejos de todo esto. Me vuelvo a abrochar los pantalones, no sin cierto esfuerzo porque "la cosa" no ha recuperado del todo su formato de bolsillo, y salgo colgada del brazo de Bri que ha apeado por el momento sus temores de contagio hasta que hagamos la pantomima para salir de la oficina. No me costará fingir porque el susto de órdago que me he llevado me tiene el semblante descompuesto y la piel de un color pálido azulado como si fuese a palmarla en cualquier momento.
- Mira, de paso conocerás a la nueva jefa de personal y así matas dos pájaros de un tiro -me susurra mi amiga cuando llama a la puerta del despacho-. Tu no tienes que decir nada, estás enferma, seré yo la que hable, ¿de acuerdo?
Casi me caigo sobre el trasero cuando sentada tras la enorme mesa de despacho, con un traje blanco de dos piezas mega-muerte de fashion y la ciudad a su espalda a través de los ventanales me encuentro...¡a la puta de Glenn Close, la misma que me colocó este rabo entre las piernas!
- Hola señora...tenemos que hacer una salida de emergencia, mi amiga se encuentra mal y voy a acompañarla a urgencias.
Glenn se pone en pie haciendo gala de un tipo estupendo, sonríe como si lo que hubiese oido fuera "ese modelo la sienta divinamente" y rodea la mesa diciendo:
- ¡Vaya, que desoladora forma de conocernos!...espero que se encuentre bien, señorita...
Ha hecho una pausa peliculera como para que yo me presente a continuación, pero yo estoy concentrada en  decidir si bajo los pantalones blancos y unos espléndidos botines de ante negros hay dos pies humanos o dos patas de cabra como las que vi anoche, por lo cual es mi socorrista improvisada quien responde:
- Yo soy Bridget, y esta es Sheila...Sheila, cariño, ¿te encuentras mejor? ¿puedes hablar?
Cuando Glenn da un paso más hacia mi con esa sonrisa llena de dientes retrocedo unos cuantos pasos y tenso los músculos de la mandíbula para evitar que mi yo "zorra-cagueta" se ponga a gritar como una loca. Esto hace dilatar las pupilas a Bri, que se vuelve y articula con los labios algo como "NO-TE-PASES" antes de decir:
- Ay, ya la ve, como un animalillo, tiene que perdonarla...nos vamos, no podemos perder un minuto más.
Pero Glenn sigue sonriendo como si la hubiesen dicho "por-favor-tómese-otro-martini" y pregunta con los ojos un poco vidriosos:
- Claaaro, claaaaro...¿pero puedo saber cual es la naturaleza exacta del problema de esta encantadora señorita? Solo para rellenar el informe pertinente que tendré que enviar a sus jefes de sección, nada más...
- Diarrea explosiva -ataja Bri nerviosa porque me ve un poco fuera de mi misma y piensa que voy a montar un numerito-...hemos salvado la primera andanada en el servicio de señoras, pero si seguimos mucho más tiempo aquí puede que arruinemos la alfombra esta tan estupenda que tiene aquí puesta...así que si nos disculpa...
Evidentemente super-zorra-Glenn no se ha creído ni una palabra porque continúa ahí como si se estuviese mordiendo los carrillos por dentro para no reventar a carcajadas y ninguna prisa por dejarnos salir zumbando que es lo que me pide a gritos mi organismo.
- Bien, bien, corran entonces...pero no olviden traerme los correspondientes justificantes de haber sido atendidas en un centro hospitalario o tendremos que empezar nuestra relación laboral de un modo poco deseable, ¿de acuerdo, queridas? -luego se vuelve a mi un momento con los ojos brillantes y añade- Nos vemos pronto, cielo. Voy a hacer un seguimiento exhaustivo de su estado, no se preocupe, va a contar con TODO el apoyo que necesite por parte de esta jefatura de recursos humanos, ¿okey?
De verdad creo que voy a vomitar sobre esa maravilla de alfombra, así que me doy media vuelta y salgo corriendo mientras Bri hace una pequeña reverencia soltandole un "enchanté mademoiselle" y sale tras mío mascullando tacos...

miércoles, 10 de abril de 2013

(¿al dia siguiente?) por la mañana


...sin embargo no es un desmayo en el sentido convencional, porque apenas me parece acabar de cerrar los ojos cuando los vuelvo a abrir y estoy en el espacio que mi empresa denomina pomposamente "comedor" pero que no es más que una habitación sin ventanas con media docena de mesas, un montón de sillas de plástico y una máquina de café. Me encuentro sentada en una de ellas y ante mi está mi amiga Bridget mascando un sandwich relleno de algo verde, según me deja apreciar gracias a su costumbre de no dejar de hablar cuando tiene la boca llena.
-...y te podrás imaginar cariño lo que sentí cuando además de ver la facturaza de SETENTA euracos comprobé que el tratamiento para cabello rebelde consistió nada más en dejarme la melena como si una vaca se hubiese pasado la mañana lamíendome la cabeza...
Ahora que le echo un vistazo a su pelo reparo en que sí lo tiene mucho peor que de costumbre: lacio, mortecino y como si hubiese perdido la mitad de sus efectivos en la maniobra. No quiero decir que saber de qué me está hablando Bridget haga desaparecer de repente mi sensación de total desorientación pero al menos hace que me reprima las ganas de empezar a gritar "qué ha pasado, qué hago aquí" y generar en un momento una situación terrorífica. Contemplo ante mi un vaso con el Colacao que me suelo tomar cada mañana y también esa sensación de cotidianeidad al encontrar mi bebida habitual delante mío me hace relajarme un poco más. Doy un vistazo a mi alrededor y no veo más que las conocidas caras de todos los días, con el mismo gesto de hastío de siempre y transmitiendo la misma sensación de desencanto que de costumbre...desde luego algo va mal en mi cabeza porque no puedo recordar como encontré mi coche, volví a mi casa, me acosté, me he levantado esta mañana y he trabajado tres o cuatro horas haciendo quien sabe qué, ¡pero vaya!, al menos este es mi mundo, un lugar conocido y no hay motivo para asustarse.
Sonrío un poco y al hacerlo Bridget resopla con alivio.
- ¡Joder, menos mal que das señales de vida! Porque llevas con una cara de zombi toda la mañana que ya me estaba pensando si no te andarías metiendo algo.
- Perdona, tía, llevo toda la mañana super-rara, no sé si no iré a ponerme mala o qué...
Bridget compone una cara de sincera preocupación, se levanta de su silla y la arrastra hasta ponerla al lado de la mía, consiguiendo que todo los presentes en el comedor contemplen con preocupación su trasero por si al fin consigue reventar la escueta minifalda azulona en la que se encuentra embutido.
- ...pero bueno...me dejas muerta, en serio...¿has sido capaz de sentirte mal y no decirme nada mientras yo te lavaba el cerebro con mis nefastas experiencias en el "Sexy&Chic"?...¿somos amigas o qué somos, carajo? -inicio un movimiento de encogimiento de hombros para explicarle algo confuso que yo misma no acierto a entender pero me silencia con un gesto- No digas nada: ahora mismo vamos a ir las dos a la enfermería, vas a decir que te encuentras mal y a continuación me ofreceré voluntaria para acompañarte al servicio de urgencias. No me des las gracias, porque cuando terminemos allí tendrás que invitarme a un Martini y un pinchito en un sitio trendy total del que me han hablado los de recursos humanos...¿o te creías que iba a acompañarte yendo de guay y también de gratis?
Empieza a tirar de mi para levantarme y solo entonces compruebo que sigo llevando los vaqueros con lentejuelas de Armani, los zapato-taconazos y la blusa de Zara como si de verdad acabase de bajarme de mi coche la noche anterior...
"Algo sobrenatural debe haber ocurrido, porque si no jamás hubiese repetido modelito" pienso de nuevo alterada en tanto mi cabeza sigue dándose de bruces una y otra vez contra el muro oscuro que encierra todo lo ocurrido, desde que me apeé del coche en el bosque la noche anterior hasta que me he encontrado sentada aquí con Bridget.
-No puede ser, Bri -digo al fin- me está pasando algo horroroso, tengo un vacío de tiempo en la cabeza y no puedo recordar ni un solo minuto de toda la noche pasada, ni siquiera sé como he llegado a trabajar esta mañana...me he puesto los mismos vaqueros y la misma blusa de anoche, ¿no es eso una prueba irrefutable de que algo espantoso está pasando con mi vida?"
Bridget guarda silencio, ha dejado de tirar de mi y pienso si no estará conmocionada por mis revelaciones, así que me vuelvo cariñosa hacia ella pensando en tranquilizarla......pero no, la muy zorra creo que de hecho no ha escuchado ni una sola palabra de las que le he dicho, porque la sorprendo con los gordos carrillos descolgados, el labio inferior babeante y los párpados entornados.
- Bridget, joder, ¿has oído una sola palabra de lo que te he dicho?
Me manda callar con un gesto y hace un movimiento con la cabeza hacia la máquina de café, sin hacer más que suspirar y babear otro poco.
¿Es que hay algo más importante ahora mismo que el tener al lado a TU MEJOR amiga, una amiga que puede estar perdiendo la cabeza y se siente sola, abandonada y confundida?...he de darle la razón, hay algo más importante: en esos instantes se encuentra forcejeando con los botones de la máquina Chuchi, Chuchi el encantador, un impresionante ejemplar masculino que nos trae a todas locas y causa un reverente silencio a su paso cada vez que se nos cruza por un pasillo. He de disculpar a Bri porque yo misma he enmudecido y también he empezado a babear contemplando el espectáculo: Chuchi lleva como siempre una entallada camisa blanca muy ceñida a su perfecta anatomía, las mangas arremangadas hasta el codo, una corbata negra con el nudo encantadoramente caído y unos pantalones oscuros que me llenan de mariposas el estómago al pegarse de esa inquietante manera a sus nalgas.
- Has visto qué culo -susurra Bri apretándome el hombro hasta hacerme daño-...creo que me están sangrando los ojos...
Chuchi siempre luce un suave bronceado en plan tenista, una sonrisa blanca resplandeciente y una barbita de  tres días que no sé como hace para conseguir que siempre esté justo a esa medida, como de tres días ni más ni menos. Tiene los ojos color miel, el cabello oscuro muy cortito, unos brazotes ligeramente velludos que apetece acariciar o chupetear según el momento hormonal de cada una, y unos muslazos como torres fruto sin duda de algún deporte que pide al cuerpo correr mucho. Media docena de pollos con muslos como esos y terminabas con el hambre de algún pais necesitado en cuestión de minutos.
Chuchi además no parece consciente de estar tan bueno como está, lo cual le hace todavía más apetecible, y ahora mismo está contemplando la máquina del café mordisqueándose el labio inferior con un encantador gesto pensativo ajeno del todo a la manada de lobas que observan sus evoluciones y emiten suspiros.
- ...tengo el chocho como una regadera, ¿tu no? -jadea Bridget-.
En esto que Chuchi se agacha para recuperar sus monedas, el pantalón se aprieta más si cabe a la curva perfecta de su trasero, la sección femenina al completo del comedor deja escapar un "¡aaaaaah!" y yo...yo comienzo a sentir una sensación inquietante procedente de algún punto no localizado, pero que hace zumbar mis sentidos de alerta y me cubre la espalda de sudor frío.
Creo que nadie en el comedor da crédito cuando el índice y el pulgar de la mano de Chuchi pellizcan sobre su glúteo izquierdo una y otra vez hasta localizar el elástico del calzoncillo y después, con una ligera separación de muslos, tiran de él para dar un poco más de holgura a los tesoros ocultos que se esconden allí dentro.
El "¡aaah!" empieza a parecerse un poco al escándalo de un concierto de los Beatles, pero yo ya no puedo escucharlo. Por increíble que parezca estoy olvidada de ese culazo, porque he localizado el foco de mi desasosiego y no está desde luego en el culo de Chuchi...está aquí, aquí mismo...ENTRE MIS PIERNAS...
Lo que en principio parecía nada más una extraña posición de mi ropa interior está cobrando volumen, primero como si tuviese un calcetín enrollado ahí metido, después tal cual si hubiese ahí un ratoncito cálido y peludo que no encuentra acomodo...un ratoncito que está cogiendo consistencia y chirría contra el diseño de mis jeans Armani que desde luego no están pensados para...
...
...¡PARA UNA POLLA!
.- ...cielos...-jadeo lo suficientemente fuerte como para que todo el comedor incluido el Chuchi dejen de prestar atención a lo que están haciendo para mirarme- ¡TENGO UNA POLLA COMO UNA OLLA!
Bri me contempla estupefacta mientras me cubro la entrepierna con las manos y siento la sangre inundando mis mejillas al Norte e inundando otra cosa al Sur que no para de crecer a pesar de la tensión del momento.
- Sheila, cariño, la polla la tiene aquel señor, no tú -susurra mi amiga inclinándose sobre mi oreja en plan confidente- Quizás querías decir "quiero una polla como una olla" pero la tensión sexual del momento te ha ofuscado y confundiste "tener" con el "desear"...
Su terapia es en vano, no puedo describir el remolino de terror, asco y angustia que me revuelve el estómago, he de levantarme de un salto y salir corriendo del comedor en dirección a los lavabos de señoras, ajena a los murmullos del personal y la encantadora mirada de cachorro asustado que me dedica Chuchi cuando cruzo como un Sputnik a su lado graznando un "peggdón" al tirarle el café sobre la camisa con un golpe de codo.
...llego al lavabo de señoras, me encierro en una de las cabinas y procedo a bajarme poco a poco la bragueta de mis Armani, con el mismo gesto de pánico y dolor que alguien compone cuando se saca una astilla que se le ha clavado profundamente bajo la piel. Tengo la esperanza de haber confundido las señales, que lo que he sentido ahí no es lo que me ha parecido que es sino otra cosa, pero cuando veo una cabezota colorada asomando por encima del elástico de mis braguitas sufro otro desmayo y me dejo envolver por una piadosa oscuridad...

domingo, 7 de abril de 2013

Miercoles, noche



Lo flipas, tía.
Casi las doce de la noche y el coche me ha dejado tirada en mitad del bosque volviendo de casa de mi madre, haciendome sentir la misma Caperucita a punto de vivir rollos chungos cuando viene de ver a su abuelita. 
Tengo que hacer unos instantes de relajación, inspirando y expirando como aprendí en clase de taichi, porque este es el remate fatal a una tarde que de por sí ha sido muy jodida: tuve que cancelar la salida de cañas y tapas con las chicas de los míercoles porque mamá de nuevo llamó contando que le era imprescindible ir al Carrefur y que yo, si es que quería seguir alardeando de mi estatus de buena hija, debería cumplir con mis obligaciones y llevarla y traerla de vuelta al pueblo del extrarradio en donde vive.
"Ah, Sheila, si supieses las ventajas de vivir en contacto con la naturaleza, no dudarías un instante en dejar de pagar el alquiler en el mugriento apartamento en el que vives para venirte aquí conmigo", esa ha sido su frase favorita durante los últimos cinco años desde que vendió su casa en la ciudad para irse a contactar con las flores, los pájaros y los ardillas. Pero claro, siempre que habla a todas sus amigas de lo hermosa que es su vida en la campiña olvida  mencionar que cuenta con una hija que hace las funciones de taxista gratuita cuando necesita algo de la civilización, cosa que ocurre una media de tres a cuatro veces por semana.
Es mi madre y la quiero, pero ¿porque no podía haber conservado su precioso ático de tres y salón en el centro en vez de joderme la paciencia vendiéndolo todo para irse a vivir al culo del mundo?
En el poblacho en el que vive ha hecho piña además con otras tres tías, todas ancianitas de pelo blanco al lado de las cuales mi madre podría pasar por Shirley Temple en sus años mozos, y siempre que organiza una excursión conmigo como conductora suele incluir en la juerga a un par de sus colegas. Y bueno, aun siendo  una alegre chica de hoy en día sé valorar la sabiduría y la experiencia de las personas de la tercera edad y si tengo tiempo no me importa escuchar sus batallitas, pero es que estas tías están como PUTAS CABRAS. La última ida de olla que han tenido es el ritual de bienvenida a la primavera que han montado: la movida va a consistir en montar una fogata en un prado y bailar todas ¡desnudas! alrededor del fuego mientras preparan una barbacoa de nabos y patatas asadas.
"Mamá", la he dicho muy seria mientras la traía de vuelta y me contaba esta película "la policía puede arrestaros si os sorprende a ti y a tus colegas dando saltos en pelotas por ahí a la vista de todo el mundo, ¿lo sabes? Y eso por no hablar de como me hace sentir A MI pensar en mi propia madre, es decir en TI metida en un lío semejante...por favor, dime que no irás"
"Claro que irá, jovencita" ha dicho una de las inevitables viejas tirándome del pelo desde uno de los asientos de atrás "además no vamos a corretear desnudas por la plaza del pueblo, no queremos un enjambre de jubilados moscones mirando y toqueteándose mientras bailamos, ha-ha-ha".
A esta la llamo Miss Monster porque lleva un pelo morado y una sombra de ojos tremebunda que para sí hubiesen querido mis colegas góticas más chungas del instituto.
"Debeis perdonar a Sheila" me ha disculpado mamá desde el asiento del copiloto "ultimamente está teniendo unos ciclos menstruales extrañísimos, eso la tiene un poco descolocada"
Miss Monster ha reído como un conejo en plan como si fuese normal e incluso divertido que yo tuviese ese tipo de problemas y eso me ha hecho abstenerme de decir nada para no darle carrete a un tema sobre el que no deseo departir con ellas dos, pero mamá ahí ha improvisado muchísimo porque nunca le he hecho la más mínima mención sobre mis asuntos ovulatorios o al menos no desde que tuve mi primera regla y la planteé unas cuestiones técnicas que me hicieron merecedora de un mes sin salir con mis amigas.
Bien pues cuando las he dejado en el pueblo, haciendo prometer a mi progenitora que no se meterá en el ritual primaveral sin que lo hablemos en privado primero, he arrancado a toda hostia pues mañana es día laboral y tengo que levantarme a las seis de la mañana me guste o no. No me importa correr porque la  mayor parte de la carretera es muy tranquila y discurre rodeada por un denso arbolado que en algunos puntos alcanza la categoría de bosque profundo. Ha sido justo en uno de esos tramos en donde de pronto ha sucedido: tras un par de resoplidos el motor se ha parado en seco, he rodado unos metros más por obra y gracia de la inercia y por fin me he quedado ahí, tirada en mitad de la oscuridad de una noche sin luna.
"Mecagüen la puta" he susurrado dando saltitos en el asiento como si así pudiese hacer recobrar el conocimiento a mi vieja tartana "Venga, cariño, no puedes hacerme esta faena,arranca..."
...pero no ha arrancado.
Un poco nerviosa pero con una sonrisa victoriosa he sacado el móvil del bolso, un maquinón con 3G, conexión a internet y toda la pesca al que contemplo más horas al día que a cualquiera de mis eventuales novios.
"Ja. Estoy conectada a la red, puedo contactar con medio mundo ahora mismo con solo un par de clicks y el medio mundo estará aquí al minuto y medio para sacarme del apuro..."
Mis expertos dedos tropiezan una y otra vez consigo mismos, fruto de la tensión del momento, mientras solicitan la puesta en marcha de mi agenda telefónica, mi navegador y toda la pesca para que un regimiento de hombres bien puestos y aguerridos vengan a rescatar a la dama en apuros que soy ahora mismo.
Cuando termino de teclear, aparece una sola pantallita desoladoramente pálida en la oscuridad circundante:
"CONEXIÓN DE DATOS FALLIDA. POR FAVOR, INTÉNTELO MÁS TARDE."
Paso unos largos segundos a contiuación demostrando que a pesar de haber terminado el instituto y haber hecho una FP de las buenas, puedo apear mi buena educación si es necesario y empezar a blasfemar como un alquitranador de autovías. Trato de llamar a mamá procurando no parecer desvalida porque se supone que de un tiempo para acá la adulta responsable soy yo y ella es la que se dedica a hacer el gamba y solicitar mi auxilio, pero recibo de respuesta otra pantallita:
"NO HAY COBERTURA. POR FAVOR, INTÉNTELO MÁS TARDE."
Solo me reprimo de tirar el maquinarro a los arbustos por la idea de que luego pensaré lo que me ha costado y me veré obligada a gatear por ahí fuera entre las zarzas palpando el suelo a ciegas en su busca rodeada de vete a saber qué cosas. Además mientras aguante la batería, tengo una mínima fuente de luz en la negrura, y quien sabe, estos aparatos son caprichosos y quizás dentro de un minuto esté de mejor talante y me pueda dar una oportunidad de salvación...
...esperando a que mi teléfono cambie de parecer, elucubro sobre mi situación tratando de no ponerme demasiado siniestra. No puedo estar a más de quince kilómetros de la ciudad, esta carretera a pesar de no ser una carretera principal conecta el nucleo urbano con varias poblaciones de esas que llaman satélites y por ello tiene un constante movimiento de gente que va y que viene, alguien tiene que pasar...
"¿Y si no pasa?" pregunta la zorra negativa que hay en mi.
"Bueno, si no pasa nadie en TODA la noche, lo cual es puta cienciaficción, podemos echar a andar carretera adelante y en un par de horas largas una chica joven como yo puede llegar a la civilización."
"Oh, si, con tus zapatos de tacón debajo del brazo, claro. ¿Y si ahí fuera hay..."algo"?"
La zorra pretende acojonarme y yo no soy de las que se acojonan.
"¿Algo? ¿Un zorro? ¿un conejo?...querida, todos los animales salvajes temen al ser humano, cualquiera de los que puedan vivir por aquí huirán nada más sentir mi olor."
"Puede que sí, o puede que no"
Si no supusiese darme de bofetadas a mi misma, agarraría a la zorra por el pescuezo y la vapulearía hasta dejarla afónica.
"NO ESTAMOS EN EL AMAZONAS, joder, lo más terrible que puedo encontrarme es algún gato asilvestrado...pero vaya, si nos ponemos así de chungas puedo echar los seguros del coche, tirar los asientos hacia atrás y tratar de dormir aquí dentro hasta que empiece a amanecer y pueda caminar por ahí con más seguridad...vamos, no te esfuerces en pintármelo peor de lo que es, a todo el mundo puede ocurrirle, es una grandísima putada pero no va a pasar nada..."
Por suerte en contraposición con la zorra-cagueta cuento con Miss Pragmática, la mejor y más eficiente versión de mi misma que cuando toma las riendas de la situación acostumbra a sacarme de todos los embolados.
"Antes de pensar en pasar la noche durmiendo dentro de un coche para luego andar quince kilómetros de madrugada y llegar tarde al ya de por sí precario puesto de trabajo con el que contamos, quizás sería buena idea el caminar unos cientos de metros arriba o abajo para ver si la cobertura del teléfono mejora y podemos contactar con algún servicio técnico en particular o con el mundo en general, ¿no creeis chicas?"
"¡pero las alimañas...!"empieza a balbucear ZorraCagueta, antes de que yo abra la puerta del coche y me ponga en pie sobre el asfalto diciendo en voz alta:
- Es una idea cojonuda. Vamos a comportarnos como mujeres adultas y no dejarnos apabullar por las circunstancias.
Al instante el sonido de mi propia voz en la noche me deja acojonada porque el silencio es tan absoluto que de alguna extraña manera aterra romperlo. Todavía falta un mes para primavera y aunque estoy divina con los taconazos de mis zapatos color rosa de TribecaNewYork, mis vaqueros Armani con lentejuelas y mi concesión a la vulgaridad en forma de blusa-fucsia-Zara-For-Woman, empiezo a temblar como un pollo bajo el relente nocturno apenas salgo ahí fuera.
- Quizás debería coger el blazer, no sea que me coja una pulmonía -murmuro tratando de resultar graciosa a mis personalidades múltiples pero sin sentirme nada divertida-.
"Venga, cielo, solo es un trote arriba y otro trote abajo móvil en mano para ver si mejora la cobertura" dice en tono transigente Miss Pragmática como si estuviese charlando con una niña de seis años, luego añade en tono irónico "La Zorra y yo te esperamos aquí para asegurarnos que nadie huye con tu coche ya que dejas las llaves puestas en el contacto."
Mascullo un joder y agarro las llaves, preguntándome para qué le iban a servir a nadie si el jodido trasto no arranca, después empiezo a caminar con decisión carretera abajo con el móvil levantado y la vista puesta en la pantallita.
"CLOC-CLOC-CLOC-CLOC-CLOC..."
A los tres pasos me detengo en seco porque el taconeo de mis zapatos debe haber puesto en alerta a todos los depredarores en un kilómetro a la redonda.
"¡Quítate los zancos!" suplica zorracagueta "ya sabemos que no hay nada ni nadie, pero por si acaso, ¿no es mejor tratar de pasar inadvertidas?"
- Y una mierda -susurro- Estas medias me costaron cuarenta euros, no pienso andar descalza con ellas por encima de la carretera...trataré de ser sigilosa, no puedo hacer más...
Reaunudo el paso tratando de pisar con suavidad ( "cloc-cloc...cloc-cloc...") y sin quitar la vista del jodido aparatito...
...de pronto se ilumina una rayita de cobertuta y tengo que reprimir un gritito de felicidad.
"¿Lo viste?" cacarea orgullosa Miss Pragmática "apuesto a que si terminas de subir esta pequeña cuesta, vas a recuperar la cobertura desde ahí arriba y ¡alejop!, problema solucionado"
Asiento frenética y reaunudo el correteo, siempre con el teléfono por encima de la cabeza ("CLOC-CLOC-CLOC-CLOC-CLOC-CLOC") cuando de pronto algo hace moverse los arbustos a mi derecha y tanto yo como mi corazón nos detenemos en seco.
...
...
...
...paso unos interminables segundos en parálisis absoluta, después miro muy despacio a un lado y a otro, y por fin pregunto bajito:
-¿Quien anda ahí?
Otro meneo de arbustos, pero ninguna respuesta humana.
"PORFAVOR-CORRECORRECORRE-ALCOCHE-PORFAVOR-PORFAVOR-PORFAVOR" chilla la cagueta y mi instinto de supervivencia me hace por un momento querer hacerla caso y echar a correr como una loca de vuelta al coche aún a riesgo de joderme los zapatos, pero de nuevo Miss Pragmática asesora con voz serena y templada
"No seas ridícula. Si es un animal normal, seguirá a tus asuntos mientras sigues a los tuyos, y en el caso improbable de que fuera un depredador como la señorita Cagueta quiere hacernos creer, echar a correr será peor porque será una muestra de debilidad por tu parte. No nos pongamos en lo peor, pensemos que es un gato o un conejo y continuemos solucionando el problema de la cobertura telefónica, ¿no es lo más sensato, cielo?"
Es sensato pero todas mis fibras corporales parecen gritar "corre al coche", ¿qué hago con esa discrepancia interior?
El telefono de los cojones se ilumina con una rayita más, tengo el corazón a cien por hora y estoy paralizada por el terror.
"Estoy haciendo justo lo que veo que hacen las tontas en las películas cuando les pasa lo que a mi: meterse hasta las trancas en el lío en lugar de salir por patas...¿a cuantas tías pragmáticas he visto destripadas por el asesino en serie de turno?"
Miss Pragmática va a empezar un discursito centrado-prudente, pero en ese justo momento el movimiento entre los matorrales se repite, vuelvo la cabeza y...alcanzo a distinguir una forma con aspecto vagamente humano...
Tardo una décima de segundo en lanzar un alarido, olvidarme de mis colaboradoras imaginarias y dar media vuelta galopando como una loca de vuelta al coche sin pensar si me jodo o no los tacones.
"CORRER-CORRER-CORRER" ordena mi mente enajenada por el pánico, y corro como una absoluta loca. Puede que sea por eso que tardo más de lo que debería ser normal en darme cuenta de que...
...mi coche ya no está allí.
El impacto de la sorpresa me hace detenerme, sin aliento.
"¡No puede ser!...no me he alejado tanto como para haberlo perdido de vista, ¿verdad?...ni tampoco como para no haber oido como lo arrancaban si alguien se lo hubiese llevado" pienso a toda velocidad dirigiéndome a mi gabinete de crisis imaginario "¿Qué ha pasado? ¿alguien puede explicármelo?"
Nadie me responde, quizás porque tanto zorracagueta como misspragmatic se han dado cuenta como yo que hay alguien a mi espalda.
Me vuelvo de un salto enarbolando el teléfono como si fuese un aparato arrojadizo y grito
"¡NO ME TOQUES UN PELO QUE ESTOY MUY LOCA Y NO RESPONDO DE MI!"
Luego la adrenalina me pega un bajón porque a quien tengo detrás es a otra mujer, una rubia con un vago parecido a Glenn Close embutida en un elegante traje de falda y chaqueta que a la escasa luz parece gris, el cabello algo revuelto y con algunas hojas de árbol enredadas en él. Parece desconcertada y se mira su indumentaria con gesto de confusión, como si no supiese exactamente como ha llegado hasta ahí. Después levanta la mirada, me ve, sonríe y dice:
- Hola.
No soy ninguna estúpida, sé muy bien que no es normal encontrarme a una tipa con traje de ejecutiva saliendo de entre las matas en medio de la nada, y no pienso confiarme, pero por otro lado estoy tan agradecida por encontrar a otro ser humano que me reprimo el deseo de tirarme a sus brazos.
- Oh...oh... estoy tan asustada -explico tratando de no tartamudear- ...el coche me ha dejado tirada, el teléfono no funciona y...
-¿El coche? ¿qué coche? -pregunta la desconocida en tono burlón-.
- ¡Eso es lo peor!...no hice más que caminar una docena de pasos y cuando me di la vuelta, ¡había desaparecido!
Ahora la extraña esboza una sonrisita que no me hace mucha gracia.
- Ah, la tecnología, no puede uno fiarse de ella, ¿verdad?
Yo levanto una ceja y no digo nada porque todo me sigue pareciendo super-mosqueante. Es ella misma la que da un paso hacia mi y sin dejar de sonreir continua diciéndome:
-...sin embargo, estás de suerte. Hoy es la noche del "sí o sí".
- ¿El sí o sí? ¿Que porquería de juego es ese? ¿No ve que estoy perdida en medio de la oscuridad y lo único que quiero ahora es volver a la civilización y olvidarme de esta pesadilla?
- Ah, genial. Precisamente de eso va la "porquería de juego" como tú lo llamas: tu me dices que quieres y yo lo arreglo, eso sí, llevándome mi pequeña parte de diversión en el negocio, ¿qué me dices?...-meneo la cabeza con los ojos desorbitados mirando a un lado y a otro pensando como puedo escapar de ahí porque es evidente que esta tía está como una puta cabra, mientras ella sigue-...pero por favor, no me digas lo de "porquería" porque es a lo que me llevo dedicando toda la vida y es una ofensa para mi.
- ¿Ah sí? -rujo dispuesta a tirarme de los pelos con la rubia porque a fin de cuentas soy más joven que ella y me siento capaz de vapulearla en un cuerpo a cuerpo- ¿y quien se supone que eres tú, el puto genio de la lámpara?
- Nada de genios, nena, eso son cuentos, a las cosas como a mi no las tenéis aún clasificadas...
Da dos pasos hacia mi, escucho un "cloc-cloc" similar al de mis zapatos-tribecaNY pero en lugar de taconazos lo que golpetea el asfalto donde deberían estar sus zapatos son unos PUTOS PIES DE CABRA.
Empiezo a recular de espaldas negando frenética
- nononono, esta película ya me la sé, y sé que no hay que negociar nunca con el diablo por muy bueno que parezca el trato porque el diablo siempre sale ganando...no quiero nada, lárgate y móntate el negocio con otra incauta, mi respuesta es NO.
- aaaah, qué lástima que la noche esté tan solitaria, creo que no tengo otra pardilla como tú en un montón de kilómetros a la redonda -responde Glenn meneando la cabeza con fingido pesar-...además ya te dije que era la noche del Sí o Sí, ¿te acuerdas? Hoy se hace trato sí o sí, y yo cobro mi parte sí o sí...¿no es sencillo de entender?
- No pienso pedir nada. Muérete.
La rubia se carcajea un poco como si yo fuese la cosa más tonta del mundo.
- No me hace falta que lo verbalices, preciosa. Ya sé lo que quieres: quieres salir de aquí, quieres volver a la civilización y no quieres llegar mañana tarde a tu trabajo...sé leer la mente, joder -resopla por fin como si fuese algo muy obvio y después sonríe luminosamente a la vez que sus ojos se tornan de un inquietante color amarillo-...¡pues bueno, te lo voy a conceder todo así, de una tacada! ¿No es genial?
- ¡No lo quiero! -aullo- ¿es que mi opinión no cuenta para nada?
-...hum, me temo que no, cielo...
La cosa se tira sobre mi con una carcajada y por un momento pienso que va a derribarme pero no es así, de un horripilante modo siento como pasa A TRAVÉS de mi, y mientras lo hace me siento invadida de la manera más espantosa imaginable, es como si hubiese podido meter las manos en mi interior y removiese todas mis vísceras...
...no puedo ni siquiera gritar, noto un frío intenso que me estrangula la garganta y un instante después, me desmayo...