viernes, 10 de mayo de 2013

Vermouth Trendy



Un rato después.
Tras la proposición nada sutil que me ha hecho la Dientes de comprobar qué tipo de reacción experimenta mi nuevo apéndice si le sometemos a tratamientos habitualmente gratos para el sexo masculino ( "como podd ejemplo una felación, una mamada, ¿me entiendezzz?" ) para estudiar su capacidad de respuesta, me he subido los pantalones y he salido de ahí pisándole el rabo a Calígula al salir y provocando una estampida aviar en el gallinero del primero. Por suerte la panda del moco del Tapón no se encontraban en ese momento por ahí y para cuando Bridget me ha alcanzado resoplando como un chucho viejo, caminábamos ya por una zona urbanamente segura.
- ¡TÍA, NO DOY CRÉDITO A TU ACTITUD! -ha chillado con las mejllas coloradotas, los pelos revueltos y el cutis peor que nunca- Esa tía, que además de ser mi amiga es una profesional, nos estaba atendiendo gratuitamente nada más por el buen rollo que tengo yo con ella y de pronto ¡TE COGES Y TE LARGAS!...
- Venga, Bri -he respondido sin aminorar el paso ni mirarla más que un segundo a la cara- Practicamente ha dicho que me quería chupar la polla, ¿qué querías que hiciera?
Bri ha mascullado cuatro obscenidades antes de seguir.
- Bueno pues ahora se ha chinao y dice que le debemos cincuenta euros por la consulta, y eso si no le has roto el rabo al gato cuando salías porque entonces nos va a pasar la minuta del veterinario.
-Yo sí que no doy crédito, Bridget. Tengo un problemón cojonudo, estoy super-preocupada y me vienes tu contando que la Dientes está ofendida y que si le he pisado el rabo al gato...pero por favor, ¿solo soy yo la que ve algo disparatado en todo esto?
- Sheila, tengo que estar a buenas con ella, es la jefa de mi grupo de tupper-sex, como no arregle esto al mes que viene van a hacerme el vacío. Y esa reunión no me la puedo saltar porque tocan los aceites de masaje comestibles...joder, no puedes hacerme esto encima que me he metido en la movida solo por ti... ¿hace veinticinco euros cada una?...

Al final hemos llegado a una solución intermedia que ha sido invitarle al aperitivo en ese sitio tan trendy que conoce, y la promesa de quedar en territorio neutral Bri, la Dientes y yo para redactar un acta de conciliación. Lo cierto es que no quiero reconocerlo ante mi amiga, pero me siento mucho más cómoda tratando "este asunto" entre conocidas ( aunque una de ellas sea la Dientes ) que yendo a una impersonal consulta donde un médico pueda encerrarme en una cámara de cuarentena no vaya a salirle una polla en la oreja por manosearme demasiado y pasar acto seguido a la historia como rareza de la medicina. No prometo pagar, pero quizás sí llegar a un acuerdo que incluya no chupetearme esa cosa para ver lo que sucede...
El sitio "trendy" es un local con grandes ventanales a la calle y decorado como el salón de mi abuelita: muchos divanes con aire apolillado, estanterías cargadas con libros medio descuartizados y electrodomésticos "vintage" repartidos estratégicamente por ahí como por ejemplo planchas de esas que parecen locomotoras y aparatos de radio de cincuenta kilos de peso. Cada silla y cada lámpara son de un padre distinto, las mesas están rayadas y las alfombras presentan entrañables agujeros del desgaste...no sé en general mi impresión es que estos tíos han ido al mercadillo de chatarra, se han pertrechado con toda la porquería que han podido y han llenado con ella el garito para hacerse los originales, pero debo ser la única que piensa así porque el sitio está atiborrado y todo el mundo parece satisfecho de encontrarse dentro.
Tenemos que hacernos un hueco en la barra a golpe de rodilla y codo hasta que Bri logra colocar su gordo trasero en un taburete alto de madera que chirría de un modo siniestro y perfectamente audible a pesar del follón que hay. Yo ya estoy agobiada pero Bridget parece tan encantada como el resto de la concurrencia y mira a todos lados feliz de encontrarse en el meollo de la cuestión, así que hago de tripas corazón y fuerzo una sonrisa cuando el camarero ( un guaperas con más pluma que el canario de mi ya mencionada abuela y cara de estar harto de todo ) nos mira en plan "es vuestra única oportunidad, estoy supersolicitado".
- DOS MARTINIS POR FAVOR -le grito para hacerme oir mientras Bri me hace gestos como si yo estuviese siendo poco fina y no hubiese dicho "por favor"-.
- Y DE TAPA QUE VA A SER -me ladra el tío-.
- ¿ES GRATIS? -pregunto haciendo suspirar a Bridget-.
- NO NENA, AQUÍ TENEIS LA CARTA -me dice y me da casi en los morros con un panfleto plastificado tan largo como mi brazo-.
Yo se lo devuelvo al instante de modo parecido con un toque nada amistoso en su antebrazo.
- ENTONCES DOS MARTINIS, GENEROSO -le digo un poco mosca-.
"YO ME TOMARÉ UNAS BRAVAS" chilla Bridget sofocada como tratando de salvar no-sé-qué situación pero el plumífero no la contesta, se me encara en plan chulo y pregunta:
- ¿Y LO DE "GENEROSO" A QUÉ VIENE?
- PUES A QUE EN LA TASCA DE MI BARRIO ME PONEN TODOS LOS DÍAS ACEITUNAS POR LA CARA Y ENCIMA TIENEN SILLAS NUEVAS -contesto sintiéndome un poco fuera de mi con las mejillas ardiendo pero no de vergüenza sino de justa ira-.
- ¿Y QUÉ HACES QUE NO TE VAS CON TU CHOCHO A TU BARRIO A TOMARTE EL MARTINI? - me suelta el tío-.
Noto algo que no conozco en mi subir como un torrente de lava ardiente por mi garganta y que me hace gritar:
-¿QUE  TE PASA CON LOS CHOCHOS, ES QUE HAY QUE TENER POLLA PARA QUE ME TRATES COMO DIOS MANDA?
Este comentario fuera de lugar logra crear un momentáneo silencio a nuestro alrededor mientras Bri empieza a hacer "unk-unk-unk" como si fuese a vomitar ahí mismo en plan gato de la Dientes. Lo siguiente que me viene a los labios es "PORQUE SI TE GUSTAN TE LA ENSEÑO", pero en esto llega otro tío calvo con aire más machote y cara de jefe que nos pregunta:
- ¿Qué tal chicas? ¿teneis algún problema con el servicio de barra?
Veo que el canario palidece. Si le suelto al "sheriff" lo que pienso, apuesto a que el otro está en la calle dentro de diez minutos pero como no soy una mujer rencorosa aunque la vida me esté tratando tan mal, contesto en medio del repentino silencio:
- Qué va. Es que con este follón no hay quien se haga entender, quería explicárselo a este chico pero no nos estábamos entendiendo, ¿verdad? -le digo al camarero plumífero que ya está sudando frío el pobre-Queríamos dos Martinis y unas bravas, s'il vous plaît.
Este mensaje de tranquilidad logra restablecer el follón de hace unos segundos a nuestro alrededor: el mismo jefe nos pone los vermuts, el chico va a la cocina a por las bravas, y ya en esa atmosfera cordial Bridget se inclina hacia mi como si yo llevase un cuchillo de cocina en el bolso y susurra a mi oido:
- No sé qué tipo de hormonas están generando tus nuevas pelotas pero de verdad que estoy ACOJONADA, Sheila...
- Pero que dices, tonta -le digo haciendo como que no ha pasado nada- anda, mira esos dos pibitos de la corbatita de ahí, nos miran y se tiran del nudo de la corbata para abajo...yo creo que les ponemos.
- ...Sheila -me dice mi amiga en el mismo tono fúnebre y susurrante- te recuerdo que tu ahora no estás en situación  de andar tonteando con nadie y perdona que te lo diga así de clara, porque con los humos que te estás gastando igual me das un par de hostias, ¿eh, nena?
Es cierto, me siento rara, un poco como si no fuera yo misma, y voy a responderle algo tranquilizador a Bri pero en ese momento visualizo mis nuevas pelotas cargándose de espermatozoides y bombeando androsterona y testosterona como locas, con la puta de Glenn Close manejándolas a control remoto y partiéndose la caja por los buenos ratos que le estoy haciendo pasar, y siento ganas de agarrar un hacha y desguazar ese engaño de chiringuito en el que nos están cobrando una pasta por sentarnos en una tabureta que ya estaba montada antes de la guerra.
...luego apelo a mis ovarios, que espero sigan por ahí en el mismo lugar ignoto en donde han estado hasta ahora coexistiendo pacíficamente con mi cuerpo y sonrío al decir:
- Venga, Bri...¿a que consigo que esos chicos nos paguen estos martinis?
Bri, que sin duda habrá visto los complicados cambios gestuales que han seguido a todos mis razonamientos, agarra su martini y empieza a lloriquear.
Yo guiño un ojo a los dos ejecutivos de pacotilla y me preparo para la acción...

No hay comentarios:

Publicar un comentario